Levantarte con buen sabor de boca, la verdad que es algo que no se puede comprar. Por suerte. Imaginate comprar dos raciones de "el buen despertar" y así un sábado por la mañana tener la sensacioón a las 9 a.m de que todo va bien, de que no hay problemas, y de que la vida es bella.
Pues prefiero que no inventen esa medicina. Porque la escasez de esos días son los que hacen que la vida valga la pena. Luchar por esos despertares son los que marcan objetivos. Quien no sueña con que la vida fluya tan sencillamente que no haya que preocuparse por qué vendra después. Es un poco como esa sensación que se tiene en verano. En las vacaciones, cuando te levantas a las tantas, más cerca de comer que de desayunar, no te preocupas... es más, ni te importa lo que venga con el día.
Pues más o menos así es la sensación mañanera que intento explicar. Te levantas feliz. Sabes que tienes cosas que hacer, pero sabes que todo tiene una importancia relativa. Sin estos despertares, los seres humanos nos habríamos vuelto locos poco a poco. Todo el mundo necesita un poco de aire fresco. Y es que solo un despertar así al mes, te sirve para ir tirando.
Cuando las cosas no van como quieres que vayan, y cuando no ves solución, es un auténtico agobio. Una impotencia. No sabes que camino tomar. El miedo te invade. Pero con un golpe de valor, de suerte, de casualidades, haces frente al problema y lo resuelves. Esa noche dormirás como un niño pequeño.
Estar enamorado, aunque no lo parezca, es difícil de llevar. No es lo que piensas que voy a decir. No es tan difícil como parece el día a día, ni las discusiones, ni nada. Lo que es dificil es poder ayudar cuando se es preciso. No hay nada más dificil que ver que la persona que quieres sufre, y que no puedes ayudarla. Porque darías cualquier cosa por ayudarla, por buscar una solución, por acabar con todo... pero no es así. Toca sentir los problemas como si fueran tuyos. Y toca ver como se resuelven sin que tu puedas hacer nada por acelerar el proceso.
Pero que le vamos a hacer, esos días duros son los que merecen la pena, porque si no sale bien, quedarán en el recuerdo como un bache, pero si salen bien, vas a desbloquear caminos que nunca podrías conseguir por otro lado. Son los días con los que haces balance de las semanas, de los meses, de los años... Porque son los dias que merecen la pena.
Yo aguantaría todo lo que me echaran por ella, si así me aseguran buenos despertares.
Y no es un tópico. Moriría por ella, y por un segundo a su lado. Porque los momentos más duros no son otros, que cuando el tiempo limita nuestros encuentros.
Así que aunque ese problema no tenga solución, ese poco tiempo juntos, intento que se sienta querida, feliz, sonriente, amable y a gusto.
Así que esto que he escrito, va por mis días buenos, por mis días malos, y por ella, que hace recuerdos que al recordalos me emocione (de lo preciosos que son).
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